sábado, 29 de noviembre de 2014

La decisión del corazón herido

Llego a ese momento en que el dolor se clavo en su pecho como una daga, rompiendo su corazón en dos, dejándolo totalmente destrozado.Era un sufrimiento indescriptible, nada que el llanto pudiera desahogar, nada que el tiempo pudiera curar. Se dejo caer en su cama, sintiendo la presión en su pecho. Quería gritar como si no hubiera mañana, hasta que sus cuerdas vocales no resistieran más. Necesitaba liberal el dolor, sacárselo de algún modo de su interior, pero parecía imposible. Sentía cada vez más fuerte el latido de su corazón, como si quisiera salir de su cuerpo, y no lo culpaba, ya había sufrido demasiado. Trato de calmarse, de respirar pausadamente para relajarse, pero la tranquilidad no era algo que podía lograr en ese momento. Su mente divago en distintos caminos para aliviar ese dolor, algunos más dramáticos que otros, pero ninguno le parecía el adecuado. Tenía que encontrar una salida o la situación la iba a terminar consumiendo, aunque tal vez ésa era la mejor manera de poner un final a todo. Si llegaba a suceder nadie iba a extrañarla, ni a preguntar por ella, no había dejado marca alguna en las personas que conoció a lo largo de su vida. Todas se habían alejado de ella, algunos más pronto que otros, pero al final estaba sola. Por eso sabía que nadie iba a notar su ausencia, sólo sería una persona más que desapareció de la noche a la mañana sin dejar rastro. Se dio cuenta de la locura que estaba pensando y rió amargamente. Esa idea era de los que se habían dado por vencido,de los cobardes, y bien sabía que no era así. No podía dejar la vida de lado, porque aunque era uno de sus peores momentos, podía aprender de la situación y mejorar. Sabía que levantarse y volver a sonreír no era tarea fácil, que iba a tomar su tiempo que la herida dejara de doler, pero ese camino era mejor que dejarse abatir por la situación.

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