jueves, 27 de marzo de 2014

Noche de lluvia


Era tarde, y miraba por la ventana como caían las gotas de lluvia, al igual que las lágrimas por su mejilla. Sentía mucho miedo, temía que lo esperado saliera mal, que todo lo que tenía en su mente se desmoronara con un castillo de cartas tras un fuerte viento. No podía ver que debía ser fuerte y esperar el momento adecuado, que lo que tanto añoraba iba a llegar cuando fuera su tiempo. Pero estaba cegada por sus malas experiencias, que creaban una nube de tormenta en su felicidad. Pensaba que todo iba a ser como siempre, que lo que sentía no sería correspondido y que su corazón estaría herido una vez más. No veía más allá de los malos momentos de su vida y creía que todo iba a terminar siempre igual, que nada cambiaría por más que luchara. Su negatividad, cubría los buenos momentos acontecidos y los hacía desaparecer de su mente, llenando el vacío con malos pensamientos que sólo empeoraban su estado anímico. Intentaba no caer, pero era una pelea difícil de ganar, ya que su experiencia era suficiente como para predecir que eso iba a terminar mal.
La lluvia se intensificaba, al igual que sus pensamientos, y encontró una sola salida para aliviar su pesar. Subió hasta la terraza y se quedó debajo de la lluvia, sintiendo como cada gota que tomaba contacto con su cuerpo iba limpiando sus miedos, haciendo que se calmara y sacara los malos pensamientos de su mente.


lunes, 24 de marzo de 2014

El primer beso

Estaba frente al espejo, arreglándose el cabello, y miraba su reflejo sin poder creer lo que iba a suceder esa noche. Era su primer cita con Matías, después de haberse conocido hace un mes atrás en el bar y de haber pasado cada tarde juntos conversando. Había sido muy tierno cuando le preguntó, y un poco torpe también, porque de los nervios se le atropellaron las palabras en los labios. Ella no necesitó ni un segundo para pensarlo y había accedido a su pedido al instante, con una sonrisa.
Y ahora allí estaba, preparándose para salir con él, buscando en el armario su mejor ropa para estar lo más linda posible. Hacía mucho tiempo que no se entusiasmaba tanto por una salida, o por un chico, pero Matías era diferente a los que ella había conocido. Tenía algo especial que Antonella no sabía describir, pero que le gustaba mucho.
Se miró en el espejo por última vez, arreglando una arruga en su vestido, y salió de su departamento para ir al restaurante donde Matías la esperaba. Caminaba por la vereda, escuchando el ruido de sus tacones con cada paso que daba, y se iba poniendo nerviosa a medida que se acercaba. Tenía miedo de hacer algo y terminar arruinando la cita, o que a Matías no le gustara el look que llevaba y se fuera. Pero su consciencia hizo eco en su mente para tratar de calmarla " Hace un mes que se ven, por algo te invitó, deja de pensar en cosas negativas que te hacen mal y date cuenta que esta puede ser una muy buena noche ". Antonella suspiró, sabiendo que su consciencia tenía razón, y trato de relajarse en las cuadras que le faltaban para llegar al restaurante.
Se detuvo en la puerta, respirando profundamente, y entró con paso decidido al lugar. Buscó a Matias con la mirada pero no lo vio, entonces diviso una mesa vacía junto a la ventana y fue a sentarse allí para esperarlo. Se iba haciendo la hora y él no llegaba, esto puso a Antonella un poco nerviosa, porque siempre era puntual. Sacó su celular y se quedó mirándolo, esperando una llamada o mensaje, pero los minutos pasaban y no había señales de Matías. " Se arrepintió, sabía que esto iba a pasar " pensó con tristeza y cerró los ojos conteniendo las lágrimas " No, llamalo para ver que paso " le dijo su consciencia. Suspiro tratando de calmarse, agarró su celular y marcó el número, expectante a lo que iba a decirle para justificar su demora. El teléfono sonaba, pero nadie lo atendía, corto y volvió a intentar. Estuvo así dos veces, hasta que en la tercera oportunidad, justo antes de colgar, una voz dijo " Hola ". Furiosa, Antonella empezó a soltar reprimendas sobre su impuntualidad, de lo mal que la hacía sentir al dejarla esperando y que no era nada caballero de su parte lo que estaba haciendo con ella. La voz al otro lado la detuvo " ¿Antonella? No soy Matías, soy Fernando su amigo ", abrió los ojos incrédula " ¿Dónde está Matías? Llevo más de media hora esperándolo " le dijo más serena. " No se como decirte esto, pero algo le paso cuando iba a verte " respondió Fernando con la voz quebrada, " ¿Qué sucedió? " le preguntó con un nudo en la garganta " Tuvo un accidente y esta internado en el hospital ". No podía creer lo que escuchaba, fue como si la realidad le diera un golpe y se riera de ella, podía oír la voz de Fernando hablándole, pero solo atinó a escuchar el nombre del hospital y la dirección antes de cortar la llamada y salir del restaurante.
Empezó a caminar a toda velocidad, por lo menos a la que le dejaban los zapatos, y paró un taxi para dirigirse al hospital. Le dio las indicaciones al chofer con rapidez y se recostó en el asiento, tapándose el rostro con las manos, para llorar en silencio. ¿Cómo pudo pensar que le estaba jugando una broma? Se sintió mal con eso y más lágrimas cayeron por sus mejillas. El auto se detuvo frente al hospital, y luego de pagarle al taxista, salió del vehículo para entrar en el edificio. Pasó las puertas principales, y encontró a Fernando en la sala de espera " ¿Cómo esta? " atinó a preguntarle antes de romper en llanto. La abrazó, tratando de calmarla " Esta estable, pero perdió mucha sangre, dicen que necesitan donantes para hacerle transfusión " le respondió. Lo soltó y lo miró " Yo puedo darle de mi sangre, somos el mismo tipo " dijo, decidida a hacer lo necesario para que Matías estuviera bien, y se levantó para buscar al médico. "¿ Estás segura? " le preguntó Fernando al ver su reacción, Antonella se detuvo y lo miro, respondiendo con voz calmada " Él haría lo mismo por mi " se dio vuelta y se puso a hablar con uno de los médicos. Estaba un poco asustada, porque le temía a las agujas, pero el miedo a perder a Matías era mayor, nunca había conocido a alguien como él y no quería que esto terminara si tenía el modo de ayudarlo.
La llevaron a una habitación aparte para hacer la extracción, y ella se quedó acostada en la camilla con la mente pensando en Matías, en lo mucho que quería que mejorara, en poder verlo sonreír, en escucharlo pronunciar su nombre. Fue tanto lo que fantaseo su cabeza que no se dio cuenta de lo rápido que había ocurrido todo, ni siquiera había sentido el pinchazo de la aguja, y ya tenían la sangre necesaria para la transfusión. Se tranquilizó sabiendo que esa ayuda de su parte le iba a hacer mucho bien a Matias y se recostó en la camilla para descansar, como la enfermera le indicaba. Cerró los ojos, calmando un poco su angustia, y se quedó dormida al instante.
La despertó la voz de Fernando " Anto, desperta ", abrió los ojos y lo miró en medio de la oscuridad "¿Paso algo con Matías?" le sonrió y asintió, tendiéndole la mano para ayudarla a levantarse. Caminaron por un pasillo hasta una habitación y Fernando le abrió la puerta " Ya esta mejor y pidió verte ". Entró por la puerta que le sostenía y se acercó a la cama, para ver a Matías allí acostado. Apenas se le acerco, él abrió los ojos, observándola con una sonrisa y dejó escapar un suspiro de sus labios " Estas hermosa, pensé que no iba a volver a verte " dijo en un susurro. Al escucharlo comenzó a llorar y fue hasta la cama para abrazarlo " Anto, estoy bien, y es gracias a vos ", ella lo miró a los ojos y acarició su mejilla " Habrías hecho lo mismo por mi ". Matías asintió y le limpió las lágrimas de los ojos " Si, pero vos sos la que le tiene miedo a las agujas " dijo con una sonrisa, sin dejar de mirarla y tomó su mano " Anto, si no fuera por vos tal vez no estaríamos teniendo esta conversación ". Se quedó mirándolo sin saber que responder, pero él siguió hablando " Lamento que nuestra cita se haya arruinado, pero prometo compensarte ", ella negó y le sonrió " Con saber que estas bien, es suficiente compensación ". Se miraron a los ojos, por lo que pareció una eternidad, y finalmente Matías puso su mano en el rostro de Antonella " Me gustas mucho, creo que desde el primer momento que te vi, pero no había tenido el valor para decírtelo". Ella se sonrojó y se acercó a él, quedando  muy cerca, " Vos también me gustas, Matías " él se sonrió " Es lo que quería escuchar " susurró y la besó.

Después de todo lo que había pasado esa noche ahí estaban, demostrando lo que sentían el uno por el otro con algo tan simple como su primer beso...

jueves, 6 de marzo de 2014

El vacío


Era tarde, se encontraba frente a su computadora chateando con su mejor amigo, y en un momento se le borro la sonrisa del rostro. Empezó a sentir una angustia en el pecho, lo cual le generó un nudo en la garganta y que los ojos se le llenaran de lágrimas. No podía explicar por que se sentía así, no le había ocurrido nada malo en el día, pero sin embargo ese sentimiento de tristeza se había apoderado de ella. 
Miró el monitor, con las lágrimas nublando su vista, y se desahogo con la única persona en quien podía confiar, su mejor amigo. Se conocían hace un año, tal vez no era demasiado tiempo, pero él significaba mucho para ella, era como el hermano menor que no tenía, además que la entendía a la perfección. Le contó como se sentía, mientras se limpiaba las lágrimas de las mejillas, y cuando terminó de escribir se quedó mirando la pantalla esperando la respuesta. Él le preguntó si le había ocurrido algo, y ella le dijo que no, que había sido un día más en su vida. Sabía que era raro sentir esa tristeza sin razón aparente, pero su amigo la iba a entender mejor que nadie y no iba a juzgarla, aunque las palabras de su respuesta la sorprendieron un poco. Le dijo que veía un vacío en ella, que no sabía como llenar, y luego de leerlo se dio cuenta que él tenía razón. Eso la hizo entristecer más y agacho la cabeza llorando en silencio, porque sabía que había dejado que se creara un pequeño espacio para el vacío y la oscuridad en su corazón.