jueves, 6 de marzo de 2014

El vacío


Era tarde, se encontraba frente a su computadora chateando con su mejor amigo, y en un momento se le borro la sonrisa del rostro. Empezó a sentir una angustia en el pecho, lo cual le generó un nudo en la garganta y que los ojos se le llenaran de lágrimas. No podía explicar por que se sentía así, no le había ocurrido nada malo en el día, pero sin embargo ese sentimiento de tristeza se había apoderado de ella. 
Miró el monitor, con las lágrimas nublando su vista, y se desahogo con la única persona en quien podía confiar, su mejor amigo. Se conocían hace un año, tal vez no era demasiado tiempo, pero él significaba mucho para ella, era como el hermano menor que no tenía, además que la entendía a la perfección. Le contó como se sentía, mientras se limpiaba las lágrimas de las mejillas, y cuando terminó de escribir se quedó mirando la pantalla esperando la respuesta. Él le preguntó si le había ocurrido algo, y ella le dijo que no, que había sido un día más en su vida. Sabía que era raro sentir esa tristeza sin razón aparente, pero su amigo la iba a entender mejor que nadie y no iba a juzgarla, aunque las palabras de su respuesta la sorprendieron un poco. Le dijo que veía un vacío en ella, que no sabía como llenar, y luego de leerlo se dio cuenta que él tenía razón. Eso la hizo entristecer más y agacho la cabeza llorando en silencio, porque sabía que había dejado que se creara un pequeño espacio para el vacío y la oscuridad en su corazón. 



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