miércoles, 19 de febrero de 2014

El encuentro


Estaba sentada en su mesa de siempre, leyendo su libro favorito por décima vez, y cada tanto levantaba la vista para ver la gente pasar. Solía pasar las tardes en el café de la esquina, mirando lo que ocurría y, de vez en cuando, escuchando alguna conversación disparatada.
Pero ella esperaba que algo más interesante sucediera, y pasaba el tiempo, y todo seguía igual. Soñaba con cruzarse a su "príncipe azul" pero sabía que solo existía en los cuentos de fantasía, que la realidad era muy distinta. O por lo menos hasta ese día. 
Seguía en su lectura, que por momentos detenía para escuchar una conversación entre una pareja  de ancianos, hasta que cuando levanto la vista por un segundo lo vio. Estaba sentado en la otra punta del café, y curiosamente también leía un libro, pero lo que más la asombro era que leía el mismo que ella. Se quedó mirándolo lo que pareció una eternidad, y volvió a su lectura, pensando que acercarse sería una locura, que un chico así nunca le prestaría atención. Pero lo que ella no sabía era que, en el momento en que ella desvió la mirada, él la miró, y no era la primera vez que lo hacía. 
La venía observando desde hacía tiempo, mirando sus sonrisas, los gestos que se dibujaban en su rostro, como le caía el cabello en el rostro, en fin, todo de ella. Pero el problema era su timidez, éso no le permitía acercarse a ella. Hasta ese día, cuando reconoció que ella tenía en sus manos el mismo libro que él estaba leyendo. Eso hizo que se interesara más en ella, y lo lleno de valor para levantarse de su mesa. Se acercó lentamente, sin dejar de mirarla, y cuando estaba cerca, ella levantó la vista y sonrió al verlo. Al ver esa hermosa sonrisa caminó más rápido hasta quedar frente a ella y señalo su libro y el de ella, advirtiendo la coincidencia. Ella se rió y lo invitó a sentarse, no podía creer que se hubiera acercado a hablarle. Él se sonrió y se sentó junto a ella, pensando en si debía decirle la verdad o no, pero primero tenía que presentarse.
- Hola, soy Matías - le dijo cortesmente - Antonella, un gusto - le respondió con una sonrisa, estrechando la mano que le tendía. - Disculpa que te estuviera mirando, es sólo que me llamó la atención que ambos estábamos leyendo el mismo libro - dijo algo sonrojado - No te preocupes, yo también te estaba viendo - respondió Antonella en un susurro. La miró, asombrado, y tomo coraje para decirle la verdad - Anto, no es la primera vez que te veo - se detuvo un segundo, pero continuo - Hace algún tiempo que vengo acá, y es sólo para poder mirarte- tragó saliva, algo nervioso, y siguió - Me pareces una chica muy hermosa, me gusta tu sonrisa, tus gestos, el modo que te cae el pelo sobre el rostro, todo de vos -. No podía creer lo que escuchaba, ¿ese chico estaba interesado en ella? ¿no estaba soñando? - ¿Me estas hablando en serio Matías? - le preguntó incrédula. Él asintió, extrañado, y la miró - ¿Pensas que te juego una broma?. La primera vez que te vi me quedé pensando en como una chica tan hermosa podía estar sola - tomo su mano y se la besó. Ella se sentía como en un sueño, no sabía como actuar ni que decir, -Anto, todo lo que digo es cierto, me interesas de verdad y me gustaría poder conocerte mejor - la miró y le sonrió. - Matías, cuando te vi me pareciste interesante, y ahora que hablo con vos veo que no estaba equivocada - dibujó una sonrisa en su rostro - A mi también me gustaría conocerte mejor -. Le sonrió y volvió a besarle la mano - Gracias, prometo que no vas a arrepentirte - ella sonrió y lo miro diciendo - Eso lo voy a saber al final del día - se rió tiernamente y él se sonrió, agradecido por la oportunidad.
Pasaron el resto de la tarde hablando, y cuando se acercaba la noche se despidieron, prometiéndose volver a verse al día siguiente en el bar. Tal vez ese día Antonella había encontrado realmente a su "príncipe azul", pero tenía que esperar que el tiempo le diera la razón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario